Los contribuyentes pueden acogerse a la desgravación cuando confían en el asesoramiento real de un asesor tributario, es decir, en el juicio o análisis profesional de un asesor experto, por oposición a la "preparación de impuestos" o las tareas administrativas asociadas a las funciones de un asesor tributario. Sin embargo, si el asesor se limitó a transcribir las cifras que usted le facilitó al preparar una declaración de la renta y no ejerció ningún juicio ni realizó ningún análisis en relación con la posición tributaria, es probable que no pueda acogerse a la exención. Para obtener una exención alegando una confianza razonable en el asesoramiento erróneo de un asesor, el contribuyente debe demostrar que se cumplían todos y cada uno de los siguientes requisitos: (1) el asesor era un profesional en asuntos tributarios competente con conocimientos suficientes para justificar la confianza; (2) el contribuyente facilitó con exactitud toda la información necesaria al asesor; (3) el contribuyente confió real y razonablemente y de buena fe en el asesoramiento recibido del asesor; y (4) el asesor debe ser una persona distinta del contribuyente; y (5) el asesor debe prestar efectivamente asesoramiento, es decir, el asesor debe comunicar su análisis o conclusión al contribuyente. La decisión se toma caso por caso, teniendo en cuenta todos los hechos y circunstancias pertinentes. El asesor fiscal debe ser competente con respecto al asunto fiscal específico y el contribuyente debe facilitar al asesor toda la información necesaria y pertinente para tomar una decisión. Sin embargo, un contribuyente no está obligado a compartir detalles que un contribuyente razonablemente prudente no conocería, o que el contribuyente no sabría ni razonablemente debería saber que son relevantes. La cuestión de si un contribuyente confió razonablemente en el asesoramiento de buena fe también se examina caso por caso, teniendo en cuenta todos los hechos y circunstancias. En general, el factor más importante es el esfuerzo del contribuyente por cumplir sus obligaciones tributarias. En consecuencia, la investigación suele centrarse en lo que el contribuyente sabía o debería haber sabido en el momento en que obtuvo el asesoramiento. A la hora de determinar la necesidad de la asesoría, también deben tenerse en cuenta la formación, la sofisticación y la experiencia empresarial del contribuyente, así como si el contribuyente ha revelado todos los hechos relevantes y si la confianza del contribuyente en el asesoramiento es razonable. Por último, un contribuyente debe ser consciente de un beneficio tributario propuesto que es "demasiado bueno para ser cierto". En general, para determinar si un contribuyente actuó razonablemente y de buena fe, el factor más importante es el alcance de los esfuerzos del contribuyente para determinar la deuda tributaria correcta. La negligencia está claramente indicada cuando un contribuyente no hace un intento razonable de determinar la exactitud de una deducción, crédito o exclusión que a una persona razonable y prudente le parecería "demasiado buena para ser cierta" dadas las circunstancias. Cuando las ventajas fiscales superan con creces el coste, el contribuyente debe plantearse preguntas adicionales.